Mi rumba no va a parar

Por Heidy Cepero Recoder

Notas discográficas del álbum Mi Rumba no va a parar, de Rumbatá.

Ya suman cuatro los discos de la agrupación Rumbatá, bajo la producción musical de Manolito Simonet, destacado artista que ha decidido acompañar nuevamente los pasos de la prestigiosa agrupación rumbera por el mundo discográfico. Mi rumba no va a parar es el primer CD grabado en el Estudio de Grabación Caonao de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM) Camagüey, con el sello Bis Music.

En la selección de diez temas y un bonustrack se demuestra la intención de retomar letras, elementos rítmicos y sonoridades de las rumbas más tradicionales, así como atesorar obras que pertenecen al repertorio habitual de la agrupación durante sus veinticuatro años de existencia, pero que no habían sido grabadas, como “Ventolera” de José Luis Estremera (Ventolera), y “La masa” de Silvio Rodríguez.

En las obras incluidas en este volumen se encuentran las tres modalidades de la rumba: el yambú, la columbia y sobresale el guaguancó, este último mezclado con otros géneros como la trova, rap, conga y ritmos caribeños. Todos esos elementos le imprimen una gran pluralidad al nuevo fonograma.

Un aspecto distintivo de esta entrega es la utilización de dúos en las coplas de algunos temas como “Ventolera”, “Te equivocaste”, “La Masa” y “Si me tocas te arrebatas”, para rendir homenaje a los dúos de rumberos famosos como el Nene, el Gato y Amado Dedeu, que integraron la agrupación de Clave y Guaguancó.

Estamos en presencia de una gran variedad de timbres, instrumentos, voces y obras que se recrean con introducciones auténticas y diferentes; así como una diversidad en las estructuras de los temas, demostrando así la riqueza y originalidad de su arreglista, director musical y principal compositor Wilmer Ferrán.

“El yambú del chino” es un tema que retoma Wilmer para rendir tributo a esas valiosas rumbas antiguas interpretadas por Afrocuba, Los Muñequitos de Matanzas y los coros de clave de La Habana. La presencia china en nuestra cultura ha sido una temática recurrente en la historia de la rumba. En este yambú destaca un arreglo novedoso en las guías del montuno, se utiliza la clave del son a la manera de la rumba habanera y se estrena como solista la joven músico Livania González.

La columbia “Rumbatá fue el que empezó”, rinde pleitesía a los ancestros. Fieles seguidores de los primeros columbianos de la zona de Florida en Camagüey, los percusionistas respetan la célula rítmica tradicional en el toque que realizan en los tambores denominados hembra y tres dos; y en los estribillos los cantantes utilizan melodías de antiguas columbias, con textos propios de Rumbatá.

Una sonoridad diferente se puede disfrutar en “Te equivocaste”, tema de la autoría de Adalberto Álvarez, grabado en el año 1999 en la voz de Aramís Galindo, que en esta versión rumbera se interpreta con un formato instrumental pequeño compuesto por cajón, chequeré, quinto, clave, y el pad electrónico se reserva para el montuno.

Y si de pasarla bien se trata, nada mejor que “La guarapachanga”, del compositor Juan Rivera Prevot, tema popularizado en la década de los sesenta del pasado siglo, que retoma el Quinteto Babalú, compuesto por músicos colombianos y cubanos radicados en Medellín. En esta colaboración musical Rumbatá aporta tanto la base rítmica con las claves, los tambores batá, catá, chequeré, quinto y dos tumbadoras, como los montunos que completan el carácter guarapachanguero.

“Si me tocas te arrebatas” es un guaguancó más rápido que se ajusta al aire de la conga santiaguera. Dentro de la instrumentación se utilizan las claves, tumbadoras, el bombo, el cajón y las llantas, instrumentos propios de ese género traslaticio. Este fonograma constituye una oportunidad para el joven Alexis Aróstegui (el Pequeño), quien demuestra su versatilidad en los textos rapeados, y utiliza la intertextualidad en los estribillos con frases conocidas como la de “Hakuna Matata”.

Como homenaje póstumo, dos importantes músicos de Rumbatá, Nerina Calderón y Reinaldo Betancourt Batista son recordados y significados en “Es ahora”, a través del canto congo y un canto dedicado al orisha Ogún, santo que coronó Reinaldo.

En la constante búsqueda y asimilación de nuevas sonoridades se muestra “Mi rumba está buena, un guaguancó muy contemporáneo, en el que sobresale la base rítmica con la utilización de dos pad electrónicos. La variedad tímbrica que nos regala esta novedosa propuesta sonora se consigue asimismo con la incorporación de dos instrumentos ajenos al formato tradicional de rumba para la función improvisadora: el tambor venezolano Cumaco y el timbal. El primero en sustitución del quinto, a cargo de Juan Miguel Pera, y el segundo en manos de Idael Soler. La formación de Wilmer como bailarín profesional le permite crear esta rumba bien desenfadada en función de la danza, con la que el bailador puede hacer diversos pasos, tanto gagá haitiano, jamaicano, como el simple arrollao de una conga.

En este número, la propuesta discursiva se limita a mantener la alternancia del solista-coro, para acercarse más a la estructura de esa conga final, a la que se suman el quinto, el bombo, la campana y la llanta; en tanto las voces al unísono, y en diálogo con los bloques de percusión, comentan temas de la vida cotidiana de lo cubano.

Rumbatá nuevamente se apropia de la creación trovadoresca, y esta vez tuvo la dicha de grabar “La masa con su creador. Silvio Rodríguez accedió con gusto a cantar esta versión de su obra al estilo del batárrumba, en una tonalidad diferente a la original, con cambios de métrica y una trama rítmica y expresiva que acerca la interpretación al espíritu de la columbia.

Especialmente revelador resulta el desempeño del joven Wilmer Tadeo Ferrán Rivero, que con sólo quince años se estrena como solista en el temaUn buen amigo”, creado con el propósito de defender los valores éticos y de sociabilidad que demanda el espacio rumbero.

Como bien afirma en su título Mi rumba no va a parar. Esta obra constituye un tesoro dentro de la fonografía cubana, porque logra agrupar rumbas antiguas con las de creación más reciente. En su afán de redimensionar la tradición rumbera de todos los tiempos, acredita la vitalidad de una rumba de genuina elaboración y sabor camagüeyano, y confirma la madurez conceptual de una agrupación tan experimentada como Rumbatá, que con todo derecho nos dice: Mowisoró mi rumba.

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