Por: Joaquín Borges Triana
Aunque no pocos asocian a Tony Ávila solo con la guaracha y el doble sentido de sus textos, en la cuerda de figuras como Ñico Saquito y Faustino Oramas “el Guayabero”, semejante aproximación resulta muy reduccionista. Quien revise la obra de este habanero por nacimiento y cardenense por adopción, se percatará que él es un trovador en toda la extensión del término. En su repertorio podemos encontrar piezas que van desde el son hasta la canción, pasando por el bossa-nova, con temáticas que abordan problemáticas sociales tanto cubanas como de carácter mundial.
Buena muestra del amplio diapasón que tipifica el quehacer de Tony Ávila se pone de manifiesto en Universos, disco que ve la luz a través del sello Bis Music y con producción a cargo de José Manuel García Suárez. Tengo que decir que desde que escuché por primera vez de forma íntegra este fonograma, he repetido su audición en reiteradas ocasiones dada la variedad y riqueza del material.
Musicalmente, Universos es un álbum que si bien apuesta por la cubanía, en virtud de la diversidad genérica y estilística que en él apreciamos, encaja a la perfección en los parámetros de la hibridación como concepto sociocultural, portador de una estética que rompe con las condiciones restrictivas establecidas bajo la idea de cierto tipo de nacionalismo o etnocentrismo. He ahí otro mérito de la presente propuesta fonográfica, por demás rica en colores y texturas gracias a la variedad de instrumentos aquí empleados.
Este disco ratifica que la autenticidad de alguien como Tony Ávila resulta la herencia de una tradición que funcionó y ha seguido funcionando como una especie de crónica donde se pueden constatar las distintas dimensiones de lo social y también de lo íntimo, o sea, desde una visión lírica de la sociedad hasta los problemas más agudos del hombre, de su vida cotidiana.
En los textos de las canciones de Tony recogidas en el álbum Universos existe un equilibrio entre el lenguaje raigalmente poético, ejemplo el tema “Lluvia”, y el narrativo, a partir de contar de cierta manera fábulas, como acontece en el corte titulado “La yunta”. De tal modo, sin caer en excesos de acritud, Ávila se aleja por completo del discurso artístico-literario de tono apologético y moralizante, carente de búsquedas y de problematización, basado en fórmulas rudimentarias de dudosa eficacia movilizativa y que tanto hemos padecido en Cuba.
Así, con un fonograma como Universos, Tony Ávila se ratifica hoy como un creador inscrito en esa tradición de nuestra música popular que actúa como un factor dialógico, en el sentido de diálogo con el entorno, y que ha propiciado, de una u otra manera, una suerte de autorreflexión, de mirarnos por dentro y de ir apuntando hacia los distintos aconteceres de la vida cotidiana en/de nuestra historia, tanto desde el punto de vista de los problemas sociales como de los íntimos.
Disco que le canta a las diversas Cubas existentes en la actualidad, con razón en una de las composiciones incluidas en el álbum Tony Ávila afirma:
“Son muchas Cubas para un solo corazón, / son muchas Cubas atrapando una ilusión, / son muchas Cubas y no sé / si tienen todas tanta fe / como para seguir mezcladas en la esencia del café. / Son muchas Cubas para un solo corazón, / son muchas Cubas, todas al pie del cañón, / son tantas Cubas que hay que ver, / ya sea al derecho o al revés, / si tanta Cuba cabe en Cuba / como un día yo soñé.”